lunes, 25 de abril de 2011

A él será el único al que ella ame de verdad.



Se encuentran en la mitad de un pasillo sin fin. Ella le mira y sus miradas se encuentran por un momento que parece eterno. Sabe que no debe mirarle pero le da igual, no quiere hacer lo que le indique su cabeza, si no lo que su corazón quiere que haga. Ve su chaqueta, la misma de siempre, color negro con adornos violetas, su pantalón vaquero roto por los extremos y sus deportivas color negro y azul que pisan un trozo del roto pantalón. Todo esto le recuerda a otros momentos, momentos imaginados que nunca han llegado a suceder, pero que ella a soñado mil veces, y que ahora, no debería recordar. Hace mucho que todo esto empezó, ella lo sabe, un día sin más empezó a sentir algo. No recuerda bien cómo, simplemente, un día decidió optar por amarle. Lo recuerda todo tan detalladamente, cada gesto, cada mirada, cada ocasión de decirle que le amaba. Hace demasiado que todo esto empezó, sin embargo, ella sigue amándole como entonces. Al fin descruzan sus miradas, y es entonces cuando ella entiende que, aunque no deba, no amará a otro de esa misma manera, no habrá otro igual. Se limitará a amarle a él y jugar a querer a otros. Queriendo a alguno y simplemente intentando olvidar con la compañía de otros muchos, sin embargo, no amará a otro de la misma forma.

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