Una verdadera princesa no come el pollo con las manos (aunque puede hacerlo con los pies). El oficio de príncipe es a menudo muy difícil. Su vida no es nada tranquila: debe errar a través de los bosques para encontrar a la princesa que le está destinada. Y entonces, despertarla y besarla; o besarla para despertarla. A veces, el asunto termina mal, y algunos se convierten en sapos o en otro animal menos conocido. En el reino de la princesa Majara, los guapos son feos, como yo, y los feos son guapos, también como yo. Eh, hermano, ¿qué es en realidad de los príncipes después de su boda?
-Hoy en día, las princesas se las comen dobladas; son devoradas por los lobos y los príncipes ya no son azules...
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